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Esta si es una buena pregunta para comenzar, como diríamos en el coaching.

Es curioso como en  los últimos años ha crecido la sensación de cambio, en muchas profesiones ante la situación de crisis y aquí quiero hacer un inciso muy importante, esta palabra que proviene del término (“κρίσις”)  y en la antigüedad no tenía una connotación negativa, sino de transformación dejando atrás todo aquello que no vale y eligiendo un nuevo camino , resulta ser actualmente el punto de inflexión para el cambio en todas las esferas de la sociedad ,través de la decisión, la inteligencia y la valentía saliendo de la zona de confort.

Con todo ello, se implementa la figura del Coach con su propio instrumento que es el coaching y ¿En qué consiste? En un método, que acompaña, instruye y entrena.

Actualmente EL COACHING, se está utilizando  dentro del mundo empresarial  para dar valor y responsabilidad a los trabajadores desde su identidad e implicación y no desde una cultura dictatorial, cambiando el propio modelo de gestión, consiguiendo verdaderos cambios. Y siguiendo al  ámbito de la educación y la sanidad.

¿Y qué ocurre  en el ámbito de la justicia?

Siendo uno de los pilares básicos de la sociedad .Da la sensación desde fuera, que ella no está en este mundo, de cambios y se queda anclada en el pasado con viejos roles, formalismos  que en su momento funcionaron en siglos pasados y actualmente resultan  obsoletos.

Ahí entra el abogado, él  forma parte de ese engranaje en el ámbito de la justicia, teniendo un papel verdaderamente importante  y aún así seguimos con esos patrones recalcitrantes, partiendo de  nuestro propio lenguaje hasta nuestro comportamiento con el cliente y como no, nuestra proyección en la sociedad cuando reivindicamos aspectos que si resultan necesarios.

La aportación  del coach  y por extensión del coaching, en el abogado es muchísima, va desde el desarrollo personal hasta extraer las habilidades innatas que tiene a nivel profesional potenciándolas al tiempo que se desarrolla la capacidad y confianza para mejorar sin necesidad de órdenes de un tercero como muy bien dice John Whitmore. La posibilidad de dar valor a esta maravillosa profesión desde su propia identidad.  

En esta crisis que también les afecta a los abogados.

Hay que redefinir la postura del abogado con el mismo, con sus clientes y con los demás compañeros. Ya no vale esa relación distante del abogado cliente, que implica una ganancia, y se relaciona desde un código arcaico de normas haciendo ademan de sus conocimientos .Sino más bien lo contrario, empezar desde la humildad, naturalidad y el corazón, dando valor al cliente como persona, modificando su propia comunicación.

Comenzando desde la empatía, inteligencia emocional, asertividad  y técnicas de comunicación, y en este último aspecto es trascendente la posición de igualdad con el cliente no desde la altura y saber hablar de forma auditiva y corporal.

Otro papel reseñable es la persona, porque su profesión no le define, lo que si le define y marca esa diferencia como abogado es el ser humano que es y que puede llegar a ser,  y es donde el cambio se produce.

Porque el abogado tiene corazón y es necesario que se muestre no desde el ego sino desde el servicio, y eso lo sé porque tengo el privilegio de tocar con mis palabras cada mañana  a maravillosas personas que son abogados, fiscales y demás operadores jurídicos.

Ellos son el ejemplo que utilizo en este artículo, porque es desde los valores, el compromiso con la justicia y las necesidades de hacer valer los derechos, donde resulta ser necesario implementar las técnicas que aporta el coaching.

Ya no sirve abogado frio e insensible, antes las necesidades de sus clientes, sino más bien lo contrario, empezar a relacionarse desde el ser.

Y en este ámbito entra una figura importantísima que está cogiendo relevancia y es en el campo de la mediación, porque tienen mucho que aportar y  en particular yo creo en ella.

El abogado mediador que utiliza técnicas del coaching ante las divergencias entre partes dando un nuevo enfoque y evitando todo lo que entraña la operativa judicial, la cual siempre deja secuelas sobretodo en temas sensibles.

Como coach busco excelencia del ser, no en el tener y aparentar. Porque desde mi opinión, creo que en cada uno de los abogados hay un Nelson Mandela o Gandhi por descubrir que marquen esa diferencia.




Comentarios

  1. César Álvaro

    Gracias Gloria por esta novedosa visión de la integración entre el coaching y la abogacía, si lo que propones se aplica, se enriquecerá esta profesión y las personas que forman parte de ella.

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