Según un estudio de la Fundación Dave Nee, el 64% de los profesionales atendidos por ella creen que la mayoría de los estudiantes de Derecho no buscan ayuda médica por temor a las consecuencias negativas que podría traerles en su carrera.
Sofía Martin L.
Cada cierto tiempo aparece en la prensa especializada internacional algún artículo o reportaje sobre la salud mental de los abogados. Tolerancia al trabajo bajo presión o extrema presión es uno de los requisitos que los empleadores suelen buscar en sus contrataciones en el sector privado, sea que se trate de empresas o de estudios jurídicos: el abogado no solamente debe estar preparado para el ataque, sino también para prever el futuro y adelantar peleas que podría llegar a perder en el futuro, si no sienta hoy los pilares de donde su mandante deberá afirmarse cuando su mundo se sacuda por alguna contingencia.
El año pasado, la William Mitchell Law Review publicó un artículo sobre los efectos mortales de las alteraciones mentales en estudiantes de Derecho, cuando no son tratadas médicamente. El título original es “Reducing the Stigma: The Deadly Effect of Untreated Mental Illness and New Strategies for Changing Outcomes in Law Students”.
Los autores —Joan Bibelhausen, Katherine M. Bender y Rachael Barrett— desarrollaron una interesante investigación que introduce el tema afirmando que la depresión, la ingesta de alcohol y el suicidio ocurren con mucha mayor frecuencia en la profesión legal que en el resto de la población, entregando la tesis de que el estigma de tener una “enfermedad mental” provoca que los abogados y estudiantes de la carrera no busquen ayuda médica.
Este estigma, entendido como el sentimiento de ser discriminado e infravalorizado por los demás, es un factor crítico que al parecer es incluso más grave cuando es autoinferido, esto es, cuando el sujeto cree anticipar la reacción que podrían tener los otros. En cualquiera de los dos casos, coarta la decisión de buscar ayuda, y en el caso de los estudiantes de leyes —según el artículo—, el autoestigma se ve agravado por el miedo a las consecuencias de índole profesional.
De acuerdo a cifras proporcionadas por la Dave Nee Foundation, el 64% de los profesionales atendidos por ella que completaron un formulario de encuesta, estás de acuerdo o muy de acuerdo en que la mayoría de los estudiantes de Derecho no buscan ayuda médica por temor a las consecuencias negativas que podría traerles en su carrera.
Estudiantes de 15 facultades de Derecho respondieron una encuesta realizada el año 2014 sobre los factores que podían desincentivar la búsqueda de ayuda médica, y los más relevantes fueron la amenaza al trabajo o al estatus académico (nombrado por un 48,3% de los encuestados); estigma social (46,6%); la potencial amenaza a ser aceptados en la barra (Colegio de Abogados obligatorio) (45%); y preocupación acerca de la privacidad (29,6%).
Los diagnósticos
Si bien el artículo no tiene la intención de describir acuciosamente los problemas mentales, los autores nombran algunos de ellos, como los “desórdenes del ánimo”, donde se distingue los desórdenes depresivos de los bipolares.
Algunos de los síntomas de la depresión son estados emocionales de tristeza, vacío, soledad, agotamiento o irritabilidad por períodos de varias semanas, siempre que se haya descartado temas médicos como problemas a las glándulas tiroideas. Para desórdenes más persistentes también se usan indicadores como problemas con el sueño, falta de interés, culpa, bajas de energía y concentración, cambios de apetito, agitación sicomotora y pensamientos suicidas.
Respecto de los desórdenes bipolares, se afirma que alguien podría tenerlos si experimenta 3 de estos comportamientos: estar excesivamente hablador, no necesitar dormir, conductas imprudentes, autoestima inflada, pensamientos que no cesan y distraerse cada vez con mayor facilidad.
Además, existen desórdenes ansiosos. “La ansiedad, como la tristeza, es un sentimiento que la mayor parte de la gente siente en algún momento. La ansiedad en sí no es un desorden, pero puede transformarse en uno cuando escala a una fobia o a un miedo intenso a algo real o imaginario”, se lee en el reporte. También se usa un listado de síntomas: taquicardia, dificultades para respirar, garganta apretada, miedo persistente y dificultades para concentrarse. Debe tratarse, en todo caso, de una ansiedad que interfiera en el diario vivir.
Otro desorden mental es el abuso de sustancias —alcohol, sedantes, opioides, marihuana, drogas que se inhalan y nicotina—, sea como dependencia de las mismas o como un episodio de intoxicación.
Algunas estadísticas de la Fundación Dave Nee
La fundación Dave Nee fue creada en 2003, tras el suicidio del estudiante del Derecho Dave Nee, quien ya estaba estudiando el examen de la barra para poder ejercer.
Este organismo colabora con más de 30 facultades de Derecho en programas de asistencia a los abogados y, sobre todo, intentando crear conciencia de los problemas de salud mental en estos profesionales.
A continuación se presentan algunos hallazgos estadísticos sobre la materia:
– Los estudiantes de Derecho muestran depresión de 8-9% antes de matricularse, 27% tras el primer semestre, 34% después de 2 semestres, y 40% después de 3 años.
– El 96% de los estudiantes de Derecho está estresado, en comparación con el 70% de los estudiantes de medicina.
– Al entrar a la Facultad de Derecho, los estudiantes tienen un perfil sicológico similar al del público en general.
– Al terminar la carrera, del 20 al 40% de los egresados tienen desórdenes sicológicos.
– Transtornos sicológicos, insatisfacción y abuso de drogas y alcohol que comienzan en la escuela de Derecho, se mantienen en un gran número de egresados.
– Sólo la mitad de loa abogados se sienten muy satisfechos o satisfechos con su trabajo.
– El stress crónico puede desencadenar la aparición de depresión clínica.
– Los abogados son el grupo ocupacional con más casos de depresión.
– Los abogados tienen 3,6 veces más de probabilidades de sufrir depresión que los no abogados.
– La depresión y la ansiedad son citados por el 26% de los abogados que buscan terapia.
– 15% de las personas con depresión clínica llegan al suicidio.
– Los abogados están ubicados en el Quinto lugar de incidencia del suicidio por ocupación laboral.
– El 19% de los abogados sufren de elevados niveles de depresión, según una encuesta realizada a abogados en Washington.
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