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El proceso de separación o divorcio es una solución a los problemas de convivencia que pueden surgir en la pareja. Sin embargo, esta solución no se produce de forma inmediata, sino que se demora en el Pempo y, además, intervienen en ello múlPples emociones y estados de ánimo de los  cónyuges. Nos podemos encontrar con senPmientos de rabia, rencor, orgullo, culpabilidad, tristeza, etcétera.

Es totalmente normal, pues dos personas que hasta ese momento habían tenido intereses comunes y actuado como una unidad, deben adoptar una nueva actitud y buscar su propio camino por separado. 

Estos factores, unidos a la existencia de hijos comunes, en muchos casos, hacen que los cónyuges puedan cometer graves errores en la toma de decisiones que supongan, con el tiempo, un problema mayor para ellos mismos o para sus hijos. 

Debe encontrarse la manera de defender los propios intereses sin dejarse influenciar por los sentimientos negativos y pensando en el bienestar futuro de uno mismo y de sus hijos. 

En todo procedimiento de estas características es conveniente que los abogados de Derecho de Familia adopten una postura tendente a la comprensión y ofrezcan a los clientes una serie de consejos: 

1. No te precipites: El divorcio es un proceso largo y costoso, así que tómate tu tiempo para adoptar las decisiones importantes que te van afectar por los próximos años.

2. Cada divorcio es diferente:  Nos encontramos muchas veces con clientes que nos hablan de casos de conocidos o que han leído y tratan de compararlos con su propia situación, creyendo que los resultados han de ser parecidos. Sin embargo, esto no es así. Cada caso es particular y distinto. Las condiciones de los cónyuges son diferentes (edad, posición económica, salud, años de convivencia, patrimonios, situación laboral, nivel de vida, etc.), como también lo son las de los hijos (número de hijos, edad, gastos, circunstancias de su salud, etc.). Por lo tanto, no cabe asimilar nuestro caso con el de otros, pues lo único que servirán es para distraer nuestra atención de lo que realmente importa. 

3. Es un proceso largo: la persona que está iniciando un proceso de divorcio debe saber que va a transcurrir bastante tiempo hasta el final. Todo empezará con las conversaciones con los abogados y la recopilación de la documentación que se pida. Se iniciarán  negociaciones entre los abogados de cada parte y, en caso de que no se llegue a ningún acuerdo, se presentará demanda judicial de divorcio, que comportará la consiguiente contestación a la misma por la otra parte. Posteriormente, en el acto del juicio, las partes expondrán sus peticiones debidamente fundamentadas. Finalmente, el Juez emitirá  sentencia con los pronunciamientos que considere oportunos. Durante todo este iter procesal, los cónyuges y sus hijos estarán sometidos a una fuerte presión y tensión emocional que deben aprender a gestionar para que no influya negativamente en el curso de las actuaciones. 

4. Céntrate en el futuro, no en el pasado: Como hemos dicho antes, el divorcio es una solución a un problema de la pareja. Se busca superar una situación de crisis, por lo que es esencial que los cónyuges se centren en lo que les conviene de ahora en adelante, y no en lo que pasó o lo que hizo o no hizo el otro. 

5. No hay ganador ni perdedor: en estos procedimientos debe buscarse la vía más satisfactoria en términos generales para que las soluciones que se adopten beneficien a todos. Pensemos que por intentar perjudicar al otro, no vamos a ser más felices a largo plazo, ni tampoco significa que sea lo mejor para uno mismo. 

6. Sé sincero con tu abogado: es contraproducente pensar que si miento a mi abogado o le escondo información que me pueda perjudicar será beneficioso para mi. El abogado debe ir muy preparado para la defensa de su cliente y frente a cualquier alegación o documentación que se pueda aportar de contrario. Si no le hemos informado de forma correcta y veraz, la estrategia se nos puede volver en contra, pues nuestro abogado no se habrá preparado para esta situación. 

7. Piensa en el bienestar de los hijos: Para los hijos, el ideal de familia es que sus padres estén juntos, por lo que la ruptura de la convivencia les supondrá un choque emocional importante. No podemos olvidarnos de ellos, es esencial que se les explique lo que está pasando y que no se vean implicados en las disputas de los padres o se les utilice como herramienta de negociación. Los padres deben protegerlos de todo este entorno negativo  para evitarles problemas de salud que podrían afectarles por mucho tiempo. 

8. Elige bien a tu abogado: el cliente debe sentirse cómodo con el abogado que elija. Para ello, deberá tener en cuenta que la estrategia que quiera seguir el abogado y su estilo para llevarla a cabo, sea el que desea y se ajusta a su propia manera de ser. Todos sabemos que hay abogados más conciliadores y otros más agresivos. Además, como ocurre con los médicos por ejemplo, es primordial que exista un alto nivel de confianza con nuestro abogado o abogada, puesto que es la persona que va a defender nuestros intereses en un momento emocionalmente complicado. 




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